Para quien no conoce a la cantante, compositora y multinstrumentista Annie Clark (o St. Vincent, que es el nombre artístico por el cual la podemos escuchar), «The Nowhere Inn» es una interesante propuesta para sumergirse en su mundo de fantasía y en el cine no convencional. Ella protagoniza esta película interpretándose a sí misma. Un falso documental, una no-biopic, no-drama, no-comedia, no-terror; aunque la película esté clasificada en todos estos términos, parece que su argumento representa más lo que no es, que lo que sí. Es una parodia con una mirada más filosófica sobre el arte y los artistas.

Dirigida por Bill Benz, cuenta también con la participación protagónica de Carrie Brownstein (cantante y actriz, quien representa y es en la realidad la mejor amiga de Annie) y una aparición muy particular: Dakota Johnson (en lo que dicen fue su papel más extraño, incluso después de «50 sombras de Grey«).

Trailer subtitulado «The Nowhere Inn: La identidad es una obra de arte»

La historia de esta película es bastante simple: Clark le pide a la cineasta y mejor amiga Carrie Brownstein filmar su documental, un documental sobre música, su gira y conciertos, y su rutina diaria. Carrie le advierte a Annie «Solo sé tu misma«, y eso es lo que la artista hace, pero con el correr de los días Brownstein se da cuenta que esa mejor amiga (a quien ella ama tal como es), es una persona con poco material rico para poder llevar adelante el documental: «Eres nerd y normal en tu vida real, pero la disparidad entre eso y quién eres en el escenario es discordante» le afirma. Es entonces que Clark entra en conflicto consigo misma y se termina transformando en St. Vincent, su alter ego en el escenario.

A partir de allí la trama toma un giro que nos lleva a un viaje disparatado, surrealista y hasta irónico sobre aquellos estereotipos que tenemos de los artistas. Se podría afirmar que la esencia de una obra de arte está en la obra misma, no en el artista; y eso es fácil de distinguir con aquellos que trabajan con las artes visuales, plásticas, e incluso actores y bailarines (quienes también representan un papel). Pero ¿Qué sucede con los músicos?, de los que el público aún no ha hecho un quiebre entre el espectáculo/show (una performance, una representación ficcional) y la vida real, sumado a los diferentes estereotipos, para los cuales Daniel Belinche (2008) escribió un completo artículo al respecto (Link al artículo completo).

En la música aparecen clichés también según los géneros: excesos en el rock (alcohol, drogas, fiesta, noche), la vanidad en el pop, la delincuencia en el hip-hop…

Curiosamente en este película no aparecen esos estereotipos, al contrario, se le pide a Clark que actúe igual que en el escenario y es ahí cuando entra en conflicto su identidad, su esencia y se confunde con St. Vincent hasta el punto de no saber quién es realmente.

En «The Nowhere Inn» la música obviamente es el hilo conductor. El soundtrack estuvo a cargo de la protagonista y por si solo (sin ver la película) es un viaje de ida. Esta artista tan versátil, discípula/ ahijada artística de David Byrne (con quien también ha trabajado en un disco editado en 2012) demuestra que tiene mucho más que ofrecer, una actuación impecable y un filme que será seguramente catalogado como «de culto» en los próximos años.