Bronx, la banda de funk, soul y rock de Tandil, celebra la energía y el legado de su baterista fundador, Javi Torres, mientras reflexiona sobre la música, la creatividad y el futuro profesional de la escena local. Entre recuerdos, anécdotas y melodías llenas de fuerza, los integrantes hablan de pasión, compromiso y del impulso que los llevó a unir talentos y sueños en cada ensayo y show.
¿Cómo nació Bronx y qué los motivó a juntarse a hacer música?
Andrea Isern (voz): Bronx nació en un encuentro casual en el peaje de La Vascoña, donde trabajaba Javi, nuestro baterista fundador. Yo pasaba por ahí volviendo de un viaje y nos cruzamos. Hacía tiempo que no nos veíamos, pero él enseguida me propuso armar un proyecto porque tenía muchas ganas. Yo le dije que sí. Javi era muy manija, así que no quedó en esa charla: me llamó al toque y empezamos a pensar en quiénes podían sumarse. Así llegaron Adriano Morano (guitarra), Santiago Calvaroso (teclado), Flor Mata (bajo, luego reemplazada por Santi Suasnabar), Mariela Zualet (coros) y finalmente Mariano Milan (batería). Lo que nos motivó fue simple: la música nos gusta, nos hace bien al espíritu y al alma. Teníamos que hacerlo.
Mariela Zualet (coros): Me uní un poco después. Ya había tocado con dos de los chicos en otra banda y me motivó hacer algo distinto, porque lo mío siempre fue más rockero. Además, la música es mi cable a tierra.
¿Qué influencias musicales sienten que definieron el sonido de la banda y cómo lo describirían para quienes recién los descubren?
Santiago Calvaroso (teclado): Más que influencias, la idea inicial fue armar una banda de covers de soul y blues. Cada integrante elegía un par de temas dentro de ese universo y empezamos a ensayar. Esa dinámica sigue hasta hoy: cada uno aporta desde sus gustos, pero siempre manteniendo la esencia de Bronx.
Santiago Suasnabar (bajo): Nuestras influencias van desde Stevie Ray Vaughan hasta Aretha Franklin, pasando por Otis Redding y Sly & The Family Stone. También hay un costado nacional: algo de Las Blacanblus , Pappo o Manal. El sonido lo definimos como funk y soul, con un costado más bluesero y rockero, no tan pop.
En su última presentación hubo un recuerdo muy especial para su baterista fundador, ¿no? ¿Qué significa su legado dentro de Bronx y cómo lo mantienen vivo en la música?
M. Zualet: Hicimos una presentación en homenaje a Javi con amigos y familiares. Fue muy emotivo. Aunque lo conocí poco, era una persona que se hacía querer enseguida: organizaba ensayos, encuentros, siempre con una sonrisa y buen humor. Fue un motorcito para la banda.
Adriano Morano (guitarra): El homenaje a Javito fue muy especial. Su energía positiva es lo que hoy define a Bronx. Siempre está presente en nuestras canciones, en sus ocurrencias, en los temas que había elegido. Lo extrañamos mucho, pero su legado sigue vivo en lo que hacemos.
¿En qué proyectos están trabajando actualmente y cuáles son los próximos pasos de la banda?
A. Isern: Todos tenemos otros trabajos y familias, así que lo principal es sostener la banda. Ensayamos, sumamos nuevos temas y preparamos fechas. Nos encantan los festivales y valoramos mucho que nos inviten. También estamos abiertos a grabar, hacer videos y organizar recitales con otras bandas. Nuestro objetivo es simple: mantener el proyecto, sonar bien y ofrecer una propuesta de calidad.
Desde su experiencia en la escena tandilense: ¿Creen que Tandil puede convertirse en un polo musical profesional? ¿Qué aspectos habría que fortalecer en la ciudad y qué desafíos deberían asumir los propios músicos para que ese crecimiento sea posible?
M. Zualet: Sí, Tandil puede convertirse en un polo musical. Hay oportunidades para formarse y para tocar en distintos espacios. Falta compromiso para que esto siga creciendo y sobre todo para apoyar a los más jóvenes.
M. Milan: Para mí la clave está en la educación musical, que en Tandil es muy buena tanto en lo privado como en lo público. De acá ya salieron músicos profesionales que recorren el mundo. El problema es la falta de apoyo del gobierno, de espacios con buena tecnología y de reconocimiento. Si en el tenis Tandil es referente, ¿Por qué no en la música? Falta un cambio de mentalidad.
Santiagos (Calvaroso y Suasnabar): Creemos que no. Hay buenos músicos, pero el circuito de lugares para tocar es chico y poco desarrollado. Hoy es imposible vivir solo de recitales en Tandil.
A. Isern: Bueno, en relación a si Tandil se puede convertir en un polo musical profesional, yo pienso que sí, porque hay mucho talento y creatividad en la ciudad. Pero la verdad es que se tienen que dar varias condiciones para que esto sea posible. Por un lado, se requiere inversión para que la cultura no quede en un lugar decorativo, sino que comience a ocupar un protagonismo real, capaz de desarrollar esa punta económica que puede generar la música. También hace falta, por parte de los músicos, un compromiso verdadero: mirar la propuesta con responsabilidad, con profesionalismo, y quizás apartar la música del lugar del hobby para pensar en hacer algo de calidad. Esto puede implicar formación, inversión y dedicación para fomentar la cultura de manera seria. Hay talento y hay espacios, sí, pero hace falta inversión, responsabilidad de todos los involucrados y trabajo en equipo entre gestores culturales, artistas y los distintos espacios de la ciudad. La idea es generar espectáculos de calidad que no solo sean artísticamente valiosos, sino que también contribuyan al crecimiento económico, al posicionamiento de la música como un eje cultural y a consolidar a Tandil como un polo musical profesional.