No solo músico, sino hijo, hermano, compañero y amigo. Un homenaje al hombre detrás del escenario, ‘El Ave’, que sigue volando en la memoria de quienes lo amaron y compartieron escenario. Este viernes 19 de septiembre, su legado volverá a desplegar alas en el marco de Suena Tandil, a las 20hs. en el Teatro del Fuerte (Fuerte Independencia 360 – Tandil).
En Tandil, el recuerdo de Mauro “Ave” Giménez no se mide solo en acordes o escenarios. Su familia lo recuerda en la vida cotidiana, en su forma de amar y de estar presente.
Ellos lo describen así:
“Mauro era el Ave: libre, volaba en la dirección que sus caprichosos sueños lo llevaban. Sueños simples, como era él, pero que eran ‘lo más’. Súper amigo de todos, porque no juzgaba, disfrutaba de la compañía de quienes pasaban por su vida y más aún si era la música lo que los juntaba. Un gran ser, bohemio, tímido, simple, aunque su fachada mostrara otra cosa.”
Sus grandes amores, Jero y Laura, que fueron sus pilares y compañía, y hasta compinches de sus sanas locuras. Su mamá, a quien le hizo las mil y una, pero a quien adoraba.
La complicidad con su brother Sebastián, el amor por sus hermanas Silvana, Agustina y Micaela, y su segunda mamá y tantas veces confidente, Miryam, y las diferencias que siempre terminaban en un abrazo con Miguel, su papá.
Yo lo conocí a mediados de los 90, cuando tomábamos clases de guitarra con Alejandro Maisano en el Centro Cultural El Hormiguero. Recuerdo a Mauro como un tipo amable, buen compañero y divertido. Ya por entonces tocaba con más soltura que muchos de nosotros, y me fascinaban sus solos de guitarra en su banda Leyenda, con la que empezaba a dejar huella en la escena local.
La familia resume así su legado:
“Mauro sembró y hoy, quienes lo extrañamos y quisiéramos tenerlo, recogemos los frutos del gran ser que fue. Por siempre en nosotros.”
Y así queda claro que El Ave no se fue: su vuelo sigue marcando el cielo de la música tandilense.