Tandil siempre fue reconocida por su riqueza cultural y artística. En la ciudad se respira música en cada esquina: desde los bares del centro, la peatonal, hasta las salas de ensayo de los barrios. A lo largo del año se suceden festivales, peñas, ciclos y conciertos que abarcan una gran variedad de géneros: tango, rock, folclore, jazz y propuestas en espacios especialmente dedicados a cada estilo. Sin embargo, todavía no logró consolidarse como un referente musical a nivel regional, pese al talento local que crece día a día.

El desafío no es menor. Ciudades como Austin (EE. UU.), Medellín (Colombia) o Dubái (Emiratos Árabes Unidos) mostraron en los últimos años que una política integral en torno a la música puede transformar tanto la economía como la identidad cultural de una comunidad.

Casos de éxito en el mundo

Austin se ganó el título de “Live Music Capital of the World” gracias a una apuesta sostenida en festivales, educación musical y apoyo a los artistas locales. Lo que comenzó como una escena universitaria y alternativa terminó por transformarse en un modelo de política cultural: más de 250 salas de conciertos activas, un calendario anual repleto de festivales como South by Southwest (SXSW) y Austin City Limits, y un fuerte apoyo gubernamental a la educación y formación musical. El resultado fue un círculo virtuoso: la ciudad recibe millones de turistas por su vida nocturna, genera miles de empleos vinculados al sector y consolidó su identidad global a través de la música en vivo.

En otra escala y con un contexto social muy distinto, Medellín apostó a la cultura como motor de transformación. Tras décadas marcadas por la violencia, la ciudad invirtió en formación y promoción cultural, impulsando orquestas juveniles, escuelas de música en los barrios y festivales que hoy son referencia en toda América Latina, como Altavoz. El impacto no fue solo artístico: la música se convirtió en un factor de cohesión social, en una alternativa laboral para miles de jóvenes y en un atractivo turístico que potenció la economía local. Medellín pasó de ser un territorio estigmatizado a un polo cultural con proyección internacional.

Dubái y Abu Dabi también dieron un ejemplo, entendieron que la música podía ser una herramienta de proyección internacional y apostaron fuerte a la infraestructura: auditorios de última generación, festivales con artistas de talla mundial y programas de residencia para músicos. A eso se sumó un plan de profesionalización que incluyó capacitación, incentivos para la industria del entretenimiento y alianzas con empresas globales. El resultado fue la creación de un ecosistema artístico sostenible y exportable, que convirtió a las ciudades en centros culturales de referencia en la región y en destinos de turismo musical de alto nivel.

La realidad serrana

En Tandil, la oferta de espectáculos de nivel nacional se acrecienta, y a la par, la escena local se sostiene principalmente con shows “a la gorra” o entradas a precios accesibles, sumado a que la mayoría de los artistas carecen de formación en áreas clave como finanzas, marketing, contratos o comunicación. Los bares y espacios culturales cumplen un rol importante al abrir sus puertas, pero todavía no perciben el impacto económico y social que puede generar un circuito de artistas profesionalizados.

Otro actor que podría tener un rol central son los medios locales: radios, portales y programas podrían contribuir con rankings, ciclos y contenidos exclusivos que potencien la visibilidad de los músicos de la ciudad.

Convertir a Tandil en un polo musical no es un sueño lejano. El camino pasa por cuatro ejes: educación, infraestructura, visibilidad y cultura de pago justo: Talleres de formación integral en finanzas, marketing y contratos, ciclos de conciertos con caché fijo y festivales rotativos, alianzas con bares, medios y espacios culturales y programas de incentivo que fortalezcan la profesionalización sin perder la esencia artística.

La oportunidad está al alcance

Tandil cuenta con talento y base cultural suficiente para dar el salto. Lo que falta es una visión compartida entre músicos, instituciones, sector privado y gobierno local. Con una estrategia clara, la ciudad podría posicionarse como un polo musical regional, generando empleo, turismo y orgullo local.

La pregunta que queda en el aire es: ¿Cómo empezar a implementarlo de manera concreta? ¿Quién va a dar el primer paso?

Desde Aquí Música Revista ya venimos pensando propuestas y posibles acciones. La invitación está abierta para quienes quieran sumarse a trabajar por una ciudad que suene cada vez más fuerte.

Invitame un café en cafecito.app