Hoy, 21 de junio, se conmemora el nacimiento de uno de los íconos más poderosos y emblemáticos de la música rusa: Víktor Tsoi, fundador y líder de la legendaria banda Kino. Si viviera, este 2025 cumpliría 63 años. Sin embargo, su legado trasciende el tiempo y las fronteras, manteniendo viva la llama de un rock que fue y sigue siendo el grito de libertad de toda una generación.

En los años 80, en plena Unión Soviética, el rock era más que música: era una forma de expresión clandestina y subversiva. El régimen controlaba la cultura y la información, y cualquier expresión que cuestionara la rigidez del sistema era vista como peligrosa. En ese contexto nace Kino, un grupo que se atrevió a romper el silencio con sonidos crudos, letras directas y temas que hablaban de cambios, amor, frustración y sueños.

Víktor Tsoi, de raíces coreanas y espíritu rebelde, le dio voz a una juventud que clamaba por un futuro distinto. Sus canciones se convirtieron en himnos que atravesaron la censura y se transmitían de mano en mano, en grabaciones caseras y recitales secretos. Canciones como «Khochu Peremen!» (“¡Quiero cambios!”) se transformaron en banderas del movimiento de apertura y transformación social que sacudiría a todo el bloque soviético.

La música de Kino y la voz de Tsoi

La propuesta musical de Kino era sencilla, poderosa y auténtica: guitarras eléctricas con un sonido directo y sin artificios, ritmos pegadizos y letras cargadas de poesía urbana y reivindicación social. Canciones como “Gruppa Krovi” (Grupo de sangre), “Zvezda po imeni Solntse” (Estrella llamada sol), y “Pachka Sigaret” (Paquete de cigarrillos) se convirtieron en clásicos hasta el día de hoy por su profundidad y vigencia.

Tsoi no solo componía, también transmitía una energía magnética en el escenario, con una presencia que marcó a quienes lo vieron y lo escucharon. Su voz, grave y emotiva, llevaba un mensaje claro: no conformarse, exigir la verdad y la libertad.

La tragedia y la inmortalidad

En 1990, a los 28 años, Víktor Tsoi murió en un accidente automovilístico, dejando un vacío profundo en la escena musical rusa y en millones de corazones. Sin embargo, su muerte no fue el final. Más bien, fue el comienzo de un mito. Su imagen, sus canciones y su espíritu siguen más vivos que nunca.

Murales, tatuajes, homenajes constantes y la revalorización de sus discos lo mantienen presente. En Rusia y en todo el mundo, las nuevas generaciones redescubren a Kino y a Tsoi como una figura esencial para entender no solo la música, sino también la historia y la cultura de un país que atravesó transformaciones profundas.

Kino hoy: innovación y homenaje

Lo que hace única la vigencia de Kino es cómo la banda y su legado se han adaptado a los tiempos modernos sin perder la esencia. Actualmente, la banda continúa presentándose, y para mantener vivo el recuerdo y la energía de Víktor, han integrado en sus shows una propuesta músico-visual innovadora que utiliza tecnología avanzada para proyectar la voz y la imagen digitalizada de Tsoi.

Este recurso permite que el público sienta como si Víktor estuviera realmente en el escenario, cantando con la banda, acompañando cada nota y cada palabra. Así, se establece un puente entre el pasado y el presente, entre la memoria y la innovación, haciendo que su espíritu siga tan cercano como hace cuatro décadas.

Esta experiencia única no solo revive el mito, sino que también introduce a los nuevos oyentes en el universo emocional y cultural de Kino, mostrando cómo la música puede trascender la temporalidad y la ausencia física.

Aunque el nombre de Tsoi y Kino están indisolublemente ligados a Rusia, su impacto trasciende las fronteras. En plataformas digitales como Spotify, YouTube y TikTok, sus canciones encuentran nuevos públicos que, sin haber vivido la Perestroika ni el fin de la URSS, sienten la potencia de sus mensajes.

En Argentina, país con una fuerte tradición de rock de protesta y compromiso social, Tsoi es reconocido como un referente cercano, un hermano en espíritu de artistas como Luca Prodan, Los Redondos o Luis Alberto Spinetta. Puntos geográficos distantes, misma búsqueda artística.

La vigencia de Víktor Tsoi no solo reside en la calidad de su música o en su carisma como artista, sino en la huella profunda que dejó en un momento histórico crucial. Como todo fenómeno artístico, Kino y su legado funcionan como un punto de partida indispensable para comprender no solo la cultura, sino también los procesos sociales y políticos que atravesó la Unión Soviética en sus últimos años.

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