El guitarrista, compositor y productor Maximiliano Regazzi presenta su segundo disco con ocho canciones propias, producido en Rosario junto a Daniel Pellegrinet y con la participación especial de Manu Hattom.

 “Jugar con fuego” es una metáfora que encapsula la esencia de lo que significa vincularnos con otros, no como algo negativo o peligroso en sí mismo, sino como una aventura donde el fuego, en su belleza y su calor, simboliza la pasión, la cercanía, los momentos de intimidad. Pero también la vulnerabilidad y el peligro de perderse en esa llama que puede ser tanto un refugio como un riesgo. Es esa línea difusa entre el amor y el dolor, entre la cercanía y la distancia, lo que nos invita a jugar con lo desconocido y lo que inspira esta obra.

Las canciones que componen este disco son íntimas y personales, explorando ese juego de vincularse, de entregarse y de arriesgarse. Hablan del azar, de lo intempestivo que puede surgir en una relación, de esos momentos en los que una idea, un pensamiento, una emoción, te invade y no te deja dormir. Son relatos de las pertenencias y objetos del otro que permanecen en la casa después de que un vínculo termina, y cómo esas cosas, simples en apariencia, se convierten en recordatorios vivos, en pequeñas llamas que avivan la memoria y la presencia del otro.

Este trabajo también aborda la incertidumbre y la confusión que a veces nos envuelve cuando intentamos entender qué es lo que sentimos o qué es lo que realmente queremos. Habla de la distracción, del juego de fingir, de desentendernos en un mundo hiperconectado donde, paradójicamente, las relaciones  se vuelven cada vez menos claras,  más líquidas, más inestables, más intermitentes.

Es un disco que busca explorar esa línea fina entre el riesgo y la pasión, entre el amor y el dolor, y cómo, a veces, solo hay que atreverse a jugar con fuego para descubrir quiénes somos en realidad.

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