En Abril de 2021 José Ponce publicó su primer EP en las principales tiendas y sitios de streaming: Benteveo Vol. 1. Si bien durante más de 20 años formó parte de varias agrupaciones: Apostólica Caléndula, Supernova, Soniko, Ámbar, Sonar y Pesses Electroniques en la ciudad de Tandil, y ha compartido escenario con bandas como Altocamet (una banda marplatense de culto apadrinada por Gustavo Cerati) este es su primer trabajo como solista.

El EP cuenta con tres canciones cuidadas y de gran calidad compositiva dentro del género pop electrónico o electro rock, difícil es la tarea de encasillarlas, debido a que se nota una variada influencia musical. El viaje comienza con «Espionaje» (el hit que uno podía corear en los años de su última formación Pesses Electroniques), con voces misteriosas de una mujer anónima que se escucha fantasmal detrás de un teléfono o susurrando al oído del protagonista de la historia, va creando un clima próspero para la aparición del estribillo que nos deja a todos cantando.

Espionaje – José Ponce

Con la llegada de «Morir una vez más» el oyente puede sentirse obnubilado, no es tarea sencilla dentro del pop y del rock componer una balada, pero el acompañamiento de la guitarra acústica junto a los sintetizadores y teclados con sonidos de cuerdas van generando una atmósfera que espera el momento justo para la entrada de la batería y que contrario a lo que uno espera, la canción no explota sino que desemboca en un cierre mágico. El primer vídeoclip que lanzó fue de esta canción, lo que hace ver que no es un artista que vaya a los lugares comunes, cualquier otro hubiese elegido el hit para una llegada más efectista a su público. No sorprenden entonces los guiños dentro del vídeo, una apertura y un cierre con sonidos de cascada, agua corriendo, pájaros, insectos… Y la coincidencia con el nombre del EP: Benteveo, esta ave nativa de América, reconocida por su llamado y su antifaz… Antifaz que el artista mismo imprime en su rostro en los shows en vivo y en todo el arte visual que compone su imagen.

El cierre con «Planeta Rojo» descoloca (en el buen sentido), con un pequeño riff de guitarra naif durante la intro y las dos estrofas que se asimilan a canciones pop/ rock de bandas noventosas (Semisonic, New Radicals, The Wallflowers), un pre-estribillo que no pasa desapercibido y nos adelanta que la frase que viene no se nos va a despegar de la mente tan fácilmente: «Sos mi planeta rojo…», cuatro palabras en una melodía bien construida para corear cada viernes por la noche. La aparición del puente tocado a mitad de tiempo altera la sensación rítmica (luego de una estrofa hablada), y acentúa aún más la llegada no solo del estribillo sino de ese final de lujo tarareado.

El EP cierra mucho mejor aún de lo que abrió, tres canciones que nos dejan sabor a poco, pero generan expectativa para esperar un volumen 2 prontamente. Y ahí estaremos firmes, escuchando.

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