Casi como un ritual, hasta hace 20 años atrás la compra de un disco era para un fan o cualquier melómano un momento espiritual único. La expectativa que generaba el lanzamiento nuevo de ese artista (que tal vez hacía años no sacaba material) era una espera interminable, pero gustosa, y que llegado el momento se iba a sacar todo el jugo del mismo.

En las grandes tiendas de ventas de CD’s se veían en ocasiones colas desde temprano, esperando, saboreando ese momento irrepetible, pensando en ese diseño de portada que se había visto en la TV o en esa primera canción que sonó apenas unos segundos en la radio.

Los músicos, una vez que descubren «dónde están parados«, que encontraron su voz, su poética, su imagen y lo que quieren devolver al mundo intentan que eso que son, se vea y sea homogéneo. Puede ser en ocasiones en relación a lo que se dice en las letras, al sonido y los arreglos de cada canción, la gráfica, la fotografía un leit motiv.

Cuando alguien accede a uno de esos discos, la idea es escucharlo de principio a fin, tanto como ver una película, una obra de teatro, e ir encontrando estas señales que los autores impregnaron en las grabaciones.

Con la llegada de las nuevas aplicaciones donde tenemos a disposición infinidad de canciones para degustar (Spotify, Dezzer, iTunes, Google Play entre otras), cambió la forma de escuchar en muchos niveles. Tenemos miles de horas, géneros, estilos, idiomas y posibilidades infinitas de encontrar música nueva y sorprendernos día a día. Pero… con los algoritmos, el radar de novedades, las playlists (propias y ajenas), e incluyendo YouTube y sus sugerencias, NUNCA llegamos a escuchar un disco nuevo completo (o no al menos las nuevas generaciones).

Para los artistas lanzar música lleva un proceso de introspección (sobre todo aquellos que no compran canciones escritas/compuestas por otros), luego grabación, edición, arreglos producción… y en este sistema inmediato y fugaz, se dificulta cada vez más desaparecer dos o tres años para generar una obra completa, conceptual, con un hilo conductor de principio a fin…

Tal vez no sea la muerte del álbum conceptual, pero no sabemos a ciencia cierta si de encontrar alguno en estos tiempos, sería escuchado por los -20 como tal, o se limitarían a poner un par de canciones en sus favoritos.

Por lo pronto dejo una lista de mi top 5 de álbumes conceptuales:

  1. The Wall (Pink Floyd)

2. La Biblia (Vox Dei)

3. Anoche (Babasónicos)… Tengo mis dudas pero para evitar la piratería se usaron leit motivs entre canción y canción (hay que escucharlo de corrido).

4. Luzbelito (Patricio Rey y los redonditos de Ricota).

5. Cualquier disco de Lady Gaga, ella usa el mismo concepto para todo el disco, tanto en forma visual como sonora, desde los primeros albumes «The Fame», «Born this way» hasta «Chromática», mi recomendado es «Art Pop».

Invitame un café en cafecito.app