Desde París, el dúo Myselfson nos sumerge en un sonido donde conviven Depeche Mode, Nine Inch Nails, David Lynch y Terry Gilliam. Sus canciones, tan eclécticas como la banda sonora de una película, se mueven entre el electro-rock, el synthpop y los climas de club.
Formado en 2009 por Jarl Myselfson (voz) y Frank Nordag (teclados, guitarra), el proyecto se ha consolidado como una de las propuestas más originales dentro del underground electrónico europeo. Su primer álbum conceptual, «Memory Park» (2018), recibió elogios de la prensa especializada y los llevó de gira por Francia e Inglaterra junto a artistas como Little Nemo, Dageist, Waiting for Words y Sinestar.
Con una estética que mezcla lo gótico y lo cinematográfico, Jarl Myselfson también dirigió el videoclip «Rain & Pain«, que muestra el costado visual de su universo distorsionado, melancólico y onírico.
Ahora, en 2025, el dúo regresa con «Resistance«, un nuevo disco de 12 pistas que funciona como secuela espiritual de «Memory Park«.
Este trabajo incluye canciones inéditas junto a versiones de otros artistas y remezclas de Sasha Mater 2.0 («Rain & Pain«, que además tiene una versión extendida), People Theatre («Every night is a fight«) y una versión de «By your side» de Waiting for words.
El álbum cuenta con una apertura («Prelude«) en pianos ambient y etéreos. La canción que le da nombre a este trabajo («Resistance«) no solo es oscura, sino poderosa, rítmica, bailable y con paso firme te lleva a la pista de baile. En «To love again» retoman la idea del piano del comienzo, pero tiene un tinte más delicado y vulnerable.
El bajo y la pesadez de «Das ist unsere welt«, la convierten en una canción que además es teatral y magnética, seguida por «I’m your man«, misterio, una búsqueda en el bajo y la guitarra que generan expectativa en la introducción. «Home, sweet home» comienza como una balada con aire a gospel electro, propuesta interesante. El cierre queda en manos de «Freeman«, un mantra espectral, una tarea no muy fácil para sintetiza un álbum de 74 minutos que mantiene la esencia ecléctica y experimental del dúo, combinando electrónica, rock industrial y hasta ciertos toques clásicos.
Como ellos mismos declaran, cada canción tiene una personalidad propia donde lo íntimo convive con lo bailable, lo oscuro con lo épico, en una fórmula tan arriesgada como adictiva.