Los Arctic Monkeys lanzaron su nuevo disco en octubre, en AqM nos encargamos de reseñarlo.

The car”, se hermana con su ultimo trabajo Tranquility hotel base & casino, no solo en lo musical, sino en lo artístico, primando la estética retro 70s por sobre el garage rock de sus primeros discos. Dejar de lado lo que los hizo famosos, ha llevado a multiples criticas y masivos abandonos de sus fanáticos, quienes argumentan su enojo con el cambio de estilo: Las guitarras pesadas, riffs sensuales, y la voz agrietada de turner se giran en torno de la tranquilidad y la paz del piano, ritmos lentos, “sin gracia”. La mejor decisión de este disco, para nosotros, es seguir por la misma línea que su antecesor. Las críticas al anterior dejan de tener sentido debido a que este, consagra y termina de establecer lo nuevo que los “monos” nos quieren demostrar: groove, elegancia y simpleza.

Arctic Monkeys, fotos de prensa “The Car”; 2022

The car” se proclama como un álbum de nicho, no sólo por su estética visual, por su música extremadamente intrincada, con múltiples cambios de acordes, junto con una fuerte participación orquestal, que se sitúa como una voz más en los planos sensoriales que la banda prepara para nuestra escucha. La presencia guitarrera se vuelve un complemento más dentro de esta amalgama de sonidos análogos y sintéticos (como el riff inicial en Body paint). Sorprende entre los fanáticos el uso primordial del piano, cuya aparición constituye junto con la batería y bajo las bases estables de todas las canciones del disco. Como dijimos antes, la guitarra es un elemento complementario, de este perfecto conjunto de sonidos. 

dComo ya dijimos, el groove es la gran característica de “The Car”, ya que en su conjunto los Arctic Monkeys buscan que el sentimiento en su forma de tocar sus instrumentos lleve a nuestra total entrega para con las canciones. Lo logran. Desde “There’d better be a mirrorball”, vemos que los movimientos del piano nos llevan a recorrer el universo de una banda tocando en un teatro vacío, casi como si nos estuvieran solamente tocando a nosotros, su único público. En definitiva, el groove provoca más danza y unión con lo escuchado que cualquier ritmo simplista que nos han dicho que hay que bailar.

Simpleza, por último, porque este álbum no busca desentrañar múltiples sonidos y colchones de sonido como otros momentos más pesados de la banda (véase The Hellcat Spangled Shalala de la era AM), sino que va a la base del instrumento, para darle una nueva forma a partir de su re-interpretación. Es decir, y en términos mas sencillos (como este disco querría que lo dijera) “le buscan la vuelta” a las formas y elementos constitutivos de sus maneras de interpretar y componer canciones. También, hay sencillez en la cantidad de elementos presentes en plano al momento de escuchar, ya que nunca suponen un dolor de cabeza por la cantidad excesiva, sino únicamente son los mismos repetidos durante todo el disco, que evolucionan y aprenden con el mismo; entendiendo sus momentos y aprendiendo cuando conviene y cuando no colocar una guitarra más, un sintetizador menos, etc.

Arctic Monkeys, fotos de prensa “The Car”; 2022

Las letras son un punto superlativo para nuestro análisis. La forma de cantar de Alex Turner ha mutado totalmente en conjunto con las estructuras rebuscadas de sus canciones. Se eliminan por completo los estribillos (se repiten partes de canciones, pero se sienten como reafirmaciones sobre lo sucedido más que un estribillo), cambiados por la constante búsqueda de Turner por nuevas melodías vocales, cambiando mas de tres veces una misma frase con distintos tonos, colores e impostaciones vocales. La magia de este disco radica principalmente en esto, y en sus letras. Letras que logran romper la barrera del idioma, transmitiendo melancolía, atracción, amor, sexo. Porque si, este disco habla mucho de esto último.

Arctic Monkeys en Primavera Sound Buenos Aires; 2022.

Un disco con un color marrón que se impone por sobre el aura general del mismo, con un gran sentido de la melancolía; del sexo y de la tristeza; que conoce la arquitectura perfecta de la canción, con grandilocuentes secciones orquestales; solos de guitarra perfectamente ejecutados, donde prima el cómo por el qué se toca; hacen de este disco uno de los mejores de este año, y quizá abre el debate por sobre los mejores discos de los Arctic Monkeys, que al pensar de este autor, si puede pensarse como uno de los más grandes de su discografía. 

Invitame un café en cafecito.app