Ramón Freire es profesor, músico, sonidista, polímata, asesor cultural, revisionista histórico, escritor, autor de artículos y libros. Produce y graba música desde la década de los ’90 en Santiago de Chile. Ha participado en varios congresos internacionales de aprendizaje, educación y neurociencias, y recientemente en el polémico FREE WORLD FORUM (Foro mundial por la Libertad en Sitges España). Ha sido premiado por el Ministerio de Educación de su país, Chile, por su contribución a la cultura y hoy en día es un reconocido comunicador en las redes sociales con sus páginas personales, Planeta Celta y Bitácora del Sur y sus miles de vídeos y entrevistas para el mundo hispano.

Este 8 de septiembre 20hs estará brindando una charla por primera vez Argentina en el ND Teatro, y es por ello que lo invitamos a charlar con AQM.

Pero Ramón no te habla de música, te hace sentirla… porque las palabras para describir los sonidos no alcanzan, entonces el simplemente toma la guitarra, y todo lo que sabe, todo lo que quiere hacerte vibrar y entender lo toca.

¿En qué momento decidiste dedicarte a la música?

(Trae su guitarra y la toca) Lo primero que escuché fueron estos acordes, luego descubrí que los acordes eran de Chopin pero el ritmo era africano ( Interpreta «Garota de Ipanema«), debo haber tenido 5 años y dije: «Uau que es eso?»… El bossa nova, luego el rock el blues… Mi papá cantaba tango y mi mamá era soprano de un coro y tocaba acordeón y guitarra. Y en mi casa había tres guitarras y un piano eternamente desafinado (risas), había discos de tango, de Julio Sosa (el varón del tango), Alfredo de Angelis y su orquesta, y unas cosas de vals de Strauss y discos de Elvis Presley.

En el primer año básico (cuando estudiaba sonido) con mi compañero escuchábamos The Twist con un disco que se llamaba “Salón de baile blitz”, y nos volvíamos locos. Después conocí a The Who y el Festival de Woodstock, y llegaron Led Zepellin y el grupo Yes, Pink Floyd, básicamente fue el rock inglés. Cuando todos ya estaban escuchando rock latino y todo eso yo no lo daba mucha cabida, iba por otro lado.

Pero vos también tenés mucho conocimiento en la música folclórica de muchos países… ¿Cómo volviste para atrás para nutrirte de esa otra música casi ancestral?  

Conocí una mujer, tenía varios nombres pero le decían Teba Serrano, y andaba siempre con una flauta traversa, estudiaba en algo parecido al conservatorio y escuchaba una música que se llamaba Flairck de Holanda con músicos de base clásica, y tenía una pequeña enciclopedia de música y músicos clásicos…Empecé a escuchar a Bach…a través de una novia, el amor te trae estas cosas… Luego tuve otra novia que estudiaba guitarra clásica y yo ya había incursionado algo, me fueron potenciando… El amor me guió, a través del amor me iban accionando botones en mi alma que ampliaban mi sensibilidad, eso no fue una elección personal, la vida misma me llevó a eso y principalmente a través de mujeres, mujeres que tenían estos gustos.

¿Por dónde empezar si uno quiere conocer e incursionar en las historias de las músicas ancestrales?

Yo recomendaría empezar con música celta y medieval, escuchar las recopilaciones de Loreena McKennitt que se ganó un Grammy o dos, y después ir al renacimiento y todos los clásicos. Hay que ir por las músicas de nuestros ancestros, nuestras propias familias y apellidos identificar de dónde vienen…
Hay algo extraño que pasa cuando uno se conecta con los ancestros, es como que las raíces se hacen más fuertes, como que uno se hace más fuerte… Hay gente que siempre anda investigando otras cosas y nunca aterrizan en sí mismos. Y se les pasa la vida y siempre andan como inseguros por la vida, de verdad que honrar de esa forma a nuestros ancestros (investigando me refiero) nos generan cosas en el presente, y no olvidemos que la palabra música, viene de las musas, de estas nueve diosas que fueron prohibidas en el siglo IV, no se podía hablar de ellas y si hablabas o te mataban o te exiliaban… Porque es uno de los regalos que nos dejaron como herramienta en este planeta, de hecho los griegos hablan de que la gente que aprende música (ya sea como melómano, escuchando o interpretando), que gusta de la buena música es una de las herramientas para escapar de la «matrix», que ya en esa época se hablaba de la «matrix«… de hecho la llamaban la «Caverna de Platón«… una caverna que nos tiene encadenados… Entonces música de todas maneras, es una orden, es una obligación…y la música es un gusto adquirido como la comida japonesa (comer pescado crudo es muy raro, pero después de probarlo varias veces me encantó), igual con la música, recomendaría especialmente a Bach y música lenta, digerible o de laúd de Bach. Tengo un canal que se llama Música/Libros en Telegram donde comparto este tipo de música y material interesante.
Andreas Vollenweider es un arpista sensacional, también lo recomiendo muchísimo. Y hay una discográfica de músicos callejeros, buenísimos que se llama Windham Hill de música instrumental donde están Alex De Grassi y  William Ackerman, y se juntaron todos y juntaron dinero para grabar un casete, una música interpretada del alma y ahí conocí acordes como estos (toca en su guitarra acordes con 9na mayor)…
Después descubrí que claro efectivamente hay acordes que te hacen sonreír, otros te ponen más triste (los menores) y dentro de los mayores hay unos que son especiales como cuando estás enamorado (los 7ma mayor).

¿La música tendría que volver a ser ritual no?

Bueno, la primera música que nosotros escuchamos es esto (toca un ritmo de blues) que es el corazón de nuestra madre cuando está tranquilo, de ahí vienen los tambores de las culturas africanas y también el sonido del blues, se dice que el blues te sana, es sanador. Esto remite a los meses donde solo estábamos escuchando el corazón de nuestra madre…y el ruido blanco (el ruido de los fluidos, el ruido del viento, el ruido del agua)… La luz blanca tiene todos los colores el ruido blanco tiene todos los sonidos…por eso se usa el ruido blanco para calmar un niño (dedo en la boca haciendo shhh).

¿Cuándo empezaste a hacer el recorrido entre música y neurociencia?

Por mi hija, ella me invitó a participar de un congreso de neurociencia en la Universidad de Chile…y fui, y fui al otro año y al otro año. Y el doctor que dirigía todo esto, un día conversando me dice “Oye ¿por qué no expones tu ese tema de música y neurociencia?” (porque la neurociencia es muy amplia) y le dije preparo algo y vengo, y lo hice… La mayoría del público eran profesionales psicólogos, profesores, médicos…y les expliqué como la música afecta no solamente a los seres humanos, sino a los seres vivos, fui un paso más alá de hecho. Me tomé de unos estudios de los años 60’ de Cleve Backster, Marcel Vogel de cómo la música afecta a las plantas y hay mucho material de eso, entonces fui con mi guitarra eléctrica con un show pedagógico y empecé a tocar y cantar… y me dice el director: «Es la primera vez que estoy en un congreso y la gente pide bis» (risas). Me propuse ir más allá, y seguí investigando cómo la música afecta los seres vivos, y encontré en la mitología antigua que nuestro ser se alimenta de símbolos no de palabras, en estos mensajes antiguos estaba toda esta gente como Orfeo, que llegó al infierno a ver a su mujer Eurídice, y tocaba una música con tanto amor y tan sentida que incluso los demonios lloraban y lo dejaban avanzar y llegó hasta el infierno. Y hay otras historias por ejemplo del Rey David que frente al Rey Urías el tocaba y el rey se sanaba. Hay muchas historias de la música esparcidas, así que junté todo eso, hice un resumen coherente histórico y lo expuse y fue bueno, luego tuve que presentarlo en otros lugares, y ahí me llamaron de una productora importante (Tinspira que maneja Pilar Sordo), y me llamaron para participar de su staff.

Está comprobado que hay música que puede sanar, pero… ¿Cómo sabemos cuándo estamos en contacto con música que nos puede hacer bien o todo lo contrario, nos puede afectar?

Una vez conversando con mi hija me contaba que se hizo un experimento en Inglaterra en el que seleccionaron solamente mujeres entre la media de 80 años en una casa, en las afueras de Londres y la casa estaba enteramente adornada con cosas de los años 60’ o 70’ y en la mañana venía un señor y les dejaba la leche en la puerta (como se hacía en ese entonces) y ellas ponían la radio y se escuchaban las grabaciones de esa época, y allí pasaron los días escuchando música de cuando eran jóvenes, poniendo discos, jugando los juegos que jugaban en su época. Y antes de que las mujeres entraran a esa casa les hicieron una medición de sus índices biométricos (cómo estaba su sangre, su respiración, todo…), y al salir los midieron de nuevo y fue mágico, porque todas rejuvenecieron… Entonces, conectarse con la música de la época en la que tú estabas llena de esperanza, de alegría (generalmente la música de la adolescencia) es muy potente, en extremo potente. Eso por una parte…
Hay otro tipo de música que por su complejidad al parecer afecta a los humanos… Una vez llegó un embajador de Noruega a hablar con Bach y le dijo: “Oye yo sé que a ti te consideran como un mago, y me gustaría que por favor con tu magia compusieras una música para que yo me sane porque no duermo bien, no estoy feliz, he visto médicos y nadie e ha dado una respuesta, tu puedes hacer algo para sanarme?”. Bach le dijo que si y se lo envío con su secretario Goldberg que era discípulo de Bach, y lo que hizo Bach fue esto: tomó las doce notas (la escala cromática) y por cada nota y cada escala hizo una composición, variaciones rápidas y lentas, lo que llamó las Variaciones Goldberg (a lo mejor con alguna acertaba -risas-), le dejó las partituras a su discípulo para que se las interpretara, y el embajador se sanó. Y le regaló una copa de oro llena de oro a la paga de dos años porque se sanó. Entonces también hay programaciones musicales que afectan a las personas más allá de la música de referencia de cuando tú eras adolescente.
Creo que cada uno tiene que buscar con su brújula interior, algunos dirán que es Bach otros dirán que es Mozart, hay que hacer un viaje musical buscando qué nos resuena… Cada uno tiene la banda sonora de su vida.

También hay música que resuena y produce el efecto contrario…

Por supuesto, de hecho afecta la cognición…Hay música que está sobre un tempo rápido por ejemplo las marchas de guerra porque tenés que estar activo. Pero hay otra música que con el agregado de la letra te empobrece mentalmente. Esto es una granja humana y la industria musical no nos favorece, debemos recuperar la verdadera música. Esto es un secuestro, han secuestrado a la humanidad…

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